La música suena y la frase “es momento de activarse” invita a todos a levantarse y a hacer ejercicio. La que motiva a ejercitarse es Roxana de Jesús Azucena Orellana, maestra de Educación Física del Centro Escolar de Huizúcar. Quienes la escuchan, atentamente, son sus estudiantes que reciben la clase a través de una computadora o un teléfono celular.
La pandemia de COVID-19 ha obligado a los salvadoreños a mantenerse encerrados en sus casas por seguridad. Pero esto no imposibilita que los niños y jóvenes de Huizúcar continúen haciendo ejercicio. Y eso se lo deben a su maestra. “No solo trabajan los niños, se integra la familia, los padres. Y es bien bonito ver cómo la familia se incorpora a este trabajo. Se está ayudando a llevar un momento de entretenimiento, de diversión, a sacar una sonrisa a los niños con la clase”, dijo la docente.
La maestra Azucena enseña Educación Física a cerca de 400 alumnos. Se adapta a las condiciones económicas y de horarios de sus estudiantes. Con algunos se comunica vía WhatsApp; con otros, por Messenger. Transmite sus clases vía Facebook, pero también por otras aplicaciones que le permiten interactuar con sus estudiantes de manera simultánea.
Su labor es todo, menos sencilla. Ha establecido horarios para poder darle clases a todos los estudiantes. Desde el inicio de la cuarentena, desconoce qué es un horario laboral y, asegura, se esfuerza por comunicarse con todos sus estudiantes.
Ella es una de las ganadoras de la convocatoria a las Buenas Prácticas. La educadora dice que decidió participar para “motivar a los demás docentes a que, aunque las condiciones económicas no sean buenas, con cosas sencillas se puede llevar la enseñanza a los niños y jóvenes”.
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