Elida Ruth Portillo Ávila enseña a niños desde 2001. Asegura que ha llegado a atender a 50 niños en Parvularia. Pero ni tener tantos niños pequeños a su cargo le representó un reto tan grande como enseñar a distancia.
La pandemia le significó alejarse físicamente de sus estudiantes por seguridad, pero nació la idea de seguir en contacto con ellos, a través de maneras diferentes. Una cámara semiprofesional, la ayuda de su hijo y largas horas de grabación y producción se tradujeron en alegría y enseñanza para sus estudiantes.
La maestra Elida Portillo labora en la Escuela de Educación Parvularia Presbítero Matías Romero, ubicada en Candelaria de la Frontera, Santa Ana. Su salón de clases tuvo que trasladarlo a la sala de su casa, que ahora luce llena de carteles, pintura, dibujos, juguetes, animaciones… todo lo que le ayude a captar la atención de sus estudiantes.
“En la escuela somos tres secciones de cinco años, nos reunimos las compañeras para planificar qué vamos a trabajar. Viernes y sábado preparo el material. El día domingo hago las grabaciones para los cinco días. Y mando las clases cada día a las mamás por WhatsApp”, asegura la docente.
La maestra Elida decidió participar en el concurso Buenas Prácticas para la Continuidad Educativa a última hora, “no con el afán de ganar, porque ahí no decía qué se iba a ganar, sino para dar a conocer que sí se puede trabajar de una forma diferente en las casas de los niños”, explica.
Ella es una de las ganadoras del concurso, lo cual —explica— solo la motiva a seguir superando retos, aprendiendo y esforzándose.
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