A estas alturas, no cabe duda de que la pandemia por COVID-19 ha traído cambios a la sociedad y no es la excepción en el tema de educación. De ahí que, el cierre de las escuelas haya provocado que el Ministerio de Educación (MINED) promueva alternativas no solo para la continuidad educativa, sino para conseguir condiciones mínimas de seguridad, calidad e integración —al momento que los estudiantes y docentes regresen a clases el próximo año—.
El salto de lo presencial a lo virtual ha sido determinante para continuar con la transmisión de conocimientos. Es así como el MINED ha reformulado y replanteado la utilización de herramientas tecnológicas para la formación y capacitación de directores y docentes de centros educativos que participan en el proyecto de Huertos Escolares.
Adriana Lisset Castaneda es una de los 2 mil docentes que decidió inscribirse en el Diplomado “Cultivando Huertos Escolares y Competencias Productivas”, en el cual se desarrollan módulos sobre producción agroecológica, educación alimentaria y nutricional, huertos como recursos didácticos y prevención.
«Me di cuenta del diplomado porque la dirección nos convocó a los tres maestros de la escuela que ahora estamos trabajando los huertos, a nivel de docentes», recordó Adriana, quien, a pesar de tener 19 años de laborar como profesora, no tenía conocimientos sobre huertos, y continuó diciendo: «Yo empecé de cero. Había sembrado rosas, pero no es lo mismo cosechar los alimentos; ahora veo crecer las plantitas y empiezan a nacer, es una gran emoción la que uno siente y se motiva».
Con el diplomado, se busca generar y reforzar conocimientos de los docentes, esto con herramientas necesarias para analizar, crear e implementar huertos escolares y familiares; así como generar estrategias para una alimentación saludable y la utilización del huerto como recurso didáctico, dando continuidad a los componentes del Programa de Alimentación y Salud Escolar.
Los huertos escolares son espacios necesarios en la educación formal, pero también son herramientas poderosas para integrar la educación con la naturaleza y la sostenibilidad. Ahora, con la crisis generada por la pandemia, en la que se recomienda el distanciamiento social y los lugares abiertos, los huertos escolares tienen un gran potencial para la seguridad sanitaria de los estudiantes y docentes.
Adriana está destacada en el Centro Escolar Caserío Buena Vista, del municipio de santa Isabel Ishuatán, en Sonsonate, y tiene a su cargo a 21 estudiantes de primer a tercer grado. Ella reconoce que, a pesar de que sus estudiantes tienen muchos conocimientos sobre la siembra de alimentos, los conocimientos adquiridos en el Diplomado (que recibe de forma virtual) le facilitarán la integración de otros aprendizajes.
«El Diplomado es de bastante ayuda. En esa comunidad, ellos tienen muchos conocimientos, aunque sean niños de primer grado, ellos saben porque sus padres en eso trabajan: cultivan sandía, melón, cilantro, pipianes, pepino, etc. Ellos ya llevan un conocimiento y nos facilita a nosotros poderles explicar y ayudarles para que puedan tener sus huertos en casa y en la escuela», comentó la maestra.
El docente juega un rol importante de facilitador, en cuanto planifica, organiza y orienta las experiencias de aprendizaje. Así también, facilita la puesta en práctica de la teoría, además de aprovechar el huerto escolar como fuente generadora de aprendizajes significativos de las diferentes áreas curriculares, propiciando contenidos conceptuales, procedimentales y actitudinales.
Para ello, es importante que el docente haga uso de las tecnologías, a pesar de las dificultades, pero será prioridad que propicie un espacio alternativo de trabajo, en el que estudiantes y docentes valoren el ambiente, respeten y amen la naturaleza; pero, sobre todo, resguarden su salud a través de espacios abiertos, y qué mejor que en los Huertos Escolares.