Dora del Carmen Rivas Ramos es una maestra comprometida con la educación de los alumnos del Centro Escolar Caserío Minas, cantón Niqueresque, de Ciudad Dolores, Cabañas. Una maestra de vocación que, día y noche, piensa en sus alumnos y en su centro educativo.
A las seis de la mañana, sale de Sensuntepeque hacia el cantón Niqueresque; en el camino pasa recogiendo a unos alumnos que han caminado 40 minutos, desde el cantón Los Mangos hasta la carretera principal. Es un esfuerzo extraordinario de los estudiantes que buscan el pan del saber en su escuelita.
«Ver a los niños, esperándome en la mañana, me compromete a educar a nuestros niños y niñas con el fin de que sean profesionales en el futuro (…) el sacrificio de los estudiantes, debe ser compensado con una educación de calidad», expresó la profesora Rivas.
Ella es originaria de Sensuntepeque, proviene de una familia numerosa: es la séptima de 11 hermanos, la mitad de ellos profesionales. Tiene 18 años de ejercer la docencia y siete de ser directora del Centro Escolar Caserío Minas.
El centro educativo está ubicado en el kilómetro 176, en medio de llanos, donde la ganadería y el pasto prevalece, donde crecen los árboles de morro. Durante la emergencia de la pandemia de COVID-19, la maestra Rivas visitó los hogares de los alumnos y, así, entregarles las guías impresas y darles tutoría también a los padres de familia para desarrollar las actividades semanales, con el fin de que los estudiantes no perdieran clases.
En abril pasado, se hizo el llamado a las clases semipresenciales y, en esta escuela, más de 30 estudiantes (de primero a sexto grado) llegan cada día desde los cantones El Mango, El Jocote, Curaren, El Callejón, incluso de Ciudad Dolores.
Esta institución implementa la estrategia para aulas multigrado. Es decir, dos maestras atienden grados integrados de I y II Ciclo. La maestra Dora Rivas no solo imparte las asignaturas básicas, también implementa otras estrategias para reforzar los conocimientos con el proyecto de Lectura y el Plan Pizarra.
«Hemos visto la motivación por la lectura. Persona que lee sabe muchas cosas, tiene mayor conocimiento, además, aprende a escribir; por eso, los estudiantes construyen su propio libro de lectura al final del proyecto», manifestó la docente. De igual manera, se imparte el Plan Pizarra, que coordina el Ministerio de Educación (MINED) con los libros de ESMATE, con el objetivo de que los estudiantes «puedan adquirir las competencias operativas de sumar, restar, multiplicar o dividir, y otras actividades propias de la Matemática», añadió.
En el centro educativo, no podían faltar las actividades socio-emocionales con habilidades físicas, talleres de bisutería, artesanía, así como también de valor y civismo. El propósito es que los alumnos que terminen su sexto grado puedan ir a otro centro educativo con los conocimientos pertinentes: «Ya tenemos buenos comentarios de exalumnos que han destacado en otras instituciones educativas, y eso nos llena de alegría», apuntó la maestra Rivas.
Al finalizar el día de clases, los alumnos hacen algarabía, recogen los cuadernos y libros, están listos para salir a sus hogares. La maestra Dora Rivas toma su vehículo y viaja rumbo a Sensuntepeque, no sin antes pasar dejando a los alumnos del cantón El Mango, quienes, nuevamente, deben caminar 40 minutos de regreso a casa por veredas y lomas junto a sus padres.
Para la profesora Rivas, el mejor legado es sembrar la semilla del saber y esperar el fruto para cuando sus estudiantes sean profesionales de bien. Ese es el mejor regalo para un maestro de vocación.