La crisis provocada por la emergencia del Covid-19 ha forzado el cierre preventivo de las instalaciones educativas a nivel mundial, pero también ha generado oportunidades de enseñanza y aprendizaje para docentes que desean garantizar que la educación sea un derecho que se cumpla independientemente del contexto y circunstancias, incluyendo las situaciones de emergencias como la que vivimos a nivel mundial.
Con 23 años de servicio, la docente Claudia Estela Quinteros de Martínez, quien imparte la asignatura de Ciencia, Salud y Medio Ambiente a más de cien estudiantes de sexto a noveno grado del Centro Escolar María Ester Alfaro, ubicado en San Antonio Masahuat, departamento de La Paz, decidió ser parte de ese eslabón para garantizar no sólo la continuidad educativa, sino hacer que los conocimientos sean de valor para sus estudiantes.
La maestra Quinteros se unió a más de 2 mil docentes de diferentes especialidades para recibir de forma virtual el Diplomado “Cultivando huertos escolares y competencias productivas”, impartido por el Ministerio de Educación con cobertura focalizada a centros educativos de los 14 departamentos del país, como una forma de articular diversas dimensiones para asegurar la continuidad educativa en cuanto a la formación de los docentes.
«La pandemia nos tiene con esa dificultad de poder salir libremente, sabemos que estamos expuestos a ese virus que no respeta edades, pero debemos buscar alternativas» reconoció la maestra Quinteros, quien a la vez mencionó el tema de la crisis alimentaria, «por lo que enseñarle al niño a cultivar sus propios alimentos en casa le va a ayudar a valorar cómo se obtienen y a tener recursos naturales sanos, porque se producen con elementos orgánicos y no químicos… entonces los niños van a ir aprendiendo cómo se cultiva, cómo se produce un tomate, un chile verde…».
Son muchas las escuelas que cuentan con huertos escolares en sus instalaciones. Los beneficios educativos de estos espacios, sumados al hecho de que se encuentran al aire libre, los convierten en herramientas pedagógicas idóneas en las circunstancias sanitarias que atraviesan los salvadoreños y el resto del mundo.
Todos los conocimientos que la profesora Quinteros ha adquirido le ayudaran no sólo para cumplir una exigencia del plan de estudios, sino para orientar a sus estudiantes y padres de familia en la importancia de mejorar la alimentación en sus hogares: «saber qué alimentos son malos para nuestro organismo servirá para evitar muchas enfermedades como la obesidad, la diabetes, y otras que también provocan limitantes en el rendimiento escolar».
Educar con el ejemplo es lo que destaca a la maestra Quinteros, quien vive rodeada de coloridas mezclas de flores donde sobresale el verde de las plantas: «la naturaleza es algo bello que Dios nos ha dado. Yo siempre he amado y he admirado cada detalle de la naturaleza y este curso viene a ayudarme a cimentar más mis bases como educadora. El tema de huertos escolares es bien amplio y permite dinamizar las clases, ya que una clase bien preparada y organizada permite que el niño interactúe con el medio ambiente».
La docente quien aún recibe el diplomado desde su casa, asegura que «el huerto es para utilizarlo de una manera multidisciplinaria no en una sola asignatura, porque podemos conocer texturas, sabores, olores, medir, aprender a escribir, conocer que las plantas son seres vivos, enseñarles la respiración, el proceso de fotosíntesis, podemos enseñarles a contar cuántos tomates hay… entonces la función del huerto es muy amplia y nos va a servir mucho a todos los docentes para el proceso de enseñanza».
Así también, la maestra nos mostró las 52 plantas de chile pimiento, conocido también como chile dulce, las cuales son parte de su proyecto que eligió para reproducir desde su casa, aduciendo que «estas plantitas me van a permitir tener alimentos para mi hogar, también compartir con mi familia o con mis vecinos, es una forma de asegurar la alimentación».
La maestra planea que sus más de cien alumnos conozcan cómo hacer un huerto en casa, el tema no sólo lo dará de forma teórica, sino que los jóvenes recibirán de forma virtual videos y todo tipo de información que les provoque ir al campo de acción, para que puedan ver, aprender y compartir en familia.
Finalmente, la docente Quinteros exhortó a los padres de familia para que apoyen a sus hijos para que la implementación de los huertos no sólo sea en la escuela sino también en sus hogares, asegurando que «esto nos va a ayudar a valorar muchas cosas y dentro del huerto podemos cimentar esos valores en la familia y esos valores dentro del centro educativo, si todos empezamos a implementar todo esto yo creo que mejoraríamos la calidad educativa, la calidad de persona que somos, porque llegaríamos a valorar todo lo que tenemos a nuestro entorno y saber cómo se producen los alimentos y cómo llegan a nuestra casa».
Y así, no dudó en poner las manos en la tierra y quitar la maleza de sus plantas de chile que ha preparado con mucho cariño desde hace más de quince días. La docente Claudia Quinteros es ese elemento clave no sólo para la continuidad educativa en estos momentos de crisis, sino es una alternativa para lograr mejorar la vida de sus estudiantes y sus familiares.
¡Manos a la huerta!