El Ministerio de Educación (MINED) está llamado a educar a todos por igual. Por ello, en esta ocasión, el Ministro de Educación, Mauricio Pineda, acudió al Complejo Educativo Santo Domingo de Guzmán, en el departamento de Sonsonate, para dialogar con miembros de la comunidad educativa indígena, principales custodios de la lengua náhuat en la referida región.
¿El propósito? Conocer de primera mano sus necesidades e inquietudes referentes a la labor educativa.
Dicho encuentro se desarrolló en el marco del cambio curricular que el MINED está impulsando, así como la preparación para la próxima Cumbre sobre la Transformación de la Educación, evento convidado por la Organización de las Naciones Unidas a realizarse el próximo mes de septiembre de 2022.
En este diálogo participaron estudiantes de Parvularia, I, II y III Ciclo de Educación Básica y Bachillerato, docentes de secciones náhuat y de transición, además de padres de familia. Cabe señalar que esta iniciativa se está desarrollando con el valioso apoyo del Sistema de Las Naciones Unidas en El Salvador.
Durante su intervención, el Ministro Pineda señaló que el ministerio está llamado a velar por la educación de los niños y jóvenes que hablan español, así como de los que hablan en lengua náhuat. Asimismo, manifestó que preservar la herencia cultural del idioma nativo es de suma importancia.
«Dicen que la razón de ser de un sistema educativo son todos sus estudiantes sin importar de dónde provengan. Para nosotros es sumamente importante el tema de la participación de todos ustedes, la educación es la mejor herencia que nos dan nuestros padres y, a parte de ella, es el origen de nuestros ancestros.
El titular también enfatizó en la relevancia del proceso de reforma del sistema educativo, involucrando a la comunidad indígena durante el trayecto:
«Queremos cambiar la forma de educar precisamente para ir rescatando esos valores, para que nos sintamos orgullosos de lo que somos, para que nos sintamos orgullosos de dónde venimos».
Asimismo, el Ministro Pineda señaló el deseo de querer respetar la cultura de cada uno de los pueblos originarios y que esto se vea reflejado en los programas educativos. Según sus palabras, es primordial comenzar a trabajar con la población indígena y escuchar sus opiniones con el propósito de incorporar contenidos pertinentes que atiendan los requerimientos específicos de dicha población.
Por su parte, Karen Emérita López, coordinadora de clases de transición del náhuatl del Complejo Educativo Santo Domingo de Guzmán, expresó sus valoraciones:
«A mi me parece muy agradable y beneficiosos estos espacios ―de diálogo―, porque nosotros podemos exponer todo lo bueno que se está haciendo y lo que se necesita mejorar, y es precisamente eso, dar a conocer nuestro quehacer y las condiciones que necesitamos mejorar para trabajar mejor. Sentimos que hay una deuda histórica con nuestra identidad cultural, con nuestra lengua materna. Esperamos que todo eso de lo que hemos hablado se le pueda dar solución, por lo menos a la mayoría de las cosas que hemos expresado».
Para Karen Emérita, quien ya tiene dos años enseñando el idioma náhuat, lo ideal sería que en todo el país se enseñara la lengua materna, específicamente en la zona central y paracentral donde radican los nahua-pipiles. La idea es que la lengua náhuat no se pierda, ya que es una herencia de los pueblos prehispánicos, un remanente cultural y lingüístico propio que sobrevivió a la conquista y la colonización española.
Posterior a este diálogo, se realizarán otros con sectores de la sociedad pendientes por abordar. Cabe recordar que dicho proceso de consulta tiene el propósito de reflexionar e identificar los principales desafíos, oportunidades y propuestas para la transformación de la educación, considerando que la pandemia de la COVID-19 arrojó importante información sobre la capacidad de actuación ante una crisis. Ahora, el enfoque radica en hacer frente a las debilidades detectadas y asumir las consecuencias en la educación.
Además, estos diálogos nacionales impulsados por el MINED permitirán conocer de primera mano las necesidades y la situación particular de los estudiantes y padres de familia; así como reflexionar y hacer propuestas con mira al logro de los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) e implementar acciones transformadoras en la educación.