Luego de que las clases fueran suspendidas de forma presencial, en marzo del año pasado, a raíz de la pandemia del COVID-19, el sistema educativo público tuvo que reinventarse y apresurarse en la búsqueda de estrategias para la continuidad del proceso de enseñanza-aprendizaje.
Primero, se elaboraron las guías escolares, se capacitó a docentes en la plataforma de Google Classroom; luego se sumaron las clases educativas por televisión y radio, se impartieron clases en línea entre otras actividades educativas, todo para lograr un solo objetivo: que los estudiantes continuaran ejerciendo su derecho a la educación.
La estudiante de octavo grado, del Complejo Educativo Católico San José Villanueva, Sofía S. reconoce que, si bien es cierto han sido tiempos difíciles, también tiene la convicción de que después de la tormenta viene la calma.
«Me he sentido un poco desanimada porque antes me divertía en la escuela, veía a mis compañeros. Ahora solo los veo para las clases en línea; me gustaba más como era antes, pero, el apoyo de mis papás ha sido fundamental para mi educación, ellos se han sacrificado bastante para que yo pueda continuar con mis estudios».
Sofía agregó que también «los profesores han hecho un gran esfuerzo por saber usar la tecnología. Hay un esfuerzo detrás de las pantallas por parte de nuestros maestros; ahora es mucho más fácil, los maestros en la clase explican y responden las dudas que tenemos, no solo el maestro habla, nos cuenta anécdotas relacionadas con el tema y nosotros también contamos experiencias nuestras, tenemos una conexión».
La estudiante también reconoce que ha habido «un gran esfuerzo de nosotros los estudiantes y de nuestros papás, porque han hecho posible que sigamos estudiando y que no pare la educación».
Por ahora, Sofía continúa con sus clases solamente de manera virtual; de lunes a viernes, se levanta a las siete de la mañana: «me baño (porque si no, voy a estar dormida en la clase), me cambio, desayuno y alisto lo que voy a necesitar y me conecto a las clases. Cada clase dura entre 45 y 50 minutos; tomo descansos, tomo agua, voy al baño y espero la clase que sigue».
La estudiante comentó que también lava los trastes, pues esa es su obligación de todos los días. También se toma tiempo para descansar, almuerza, por ratos ve televisión y, luego, abre Google Classroom y trabaja las guías. Su día de estudio termina alrededor de las cinco de la tarde, cuando vuelve a descansar, cena y espera un tiempo para irse a la cama.
En el tema de las guías, Sofía contó una anécdota que le dejó una gran enseñanza: «Ahora, (las guías) las hago con tiempo y, así, los fines de semana descanso y comparto con mi familia, porque, una vez, el año pasado, se me acumularon tuve que trabajar en las guías sábado y domingo, pero aprendí la lección a la mala (sonríe)».
Por su parte, Fátima Solís, mamá de Sofía, afirmó que la parte educativa «ha sido un reto, porque es una nueva modalidad. No es lo mismo una clase presencial a una virtual, hay que estar pendiente de ellos, de que realicen las guías que les dejan los maestros; el acceso al internet, en fin y nosotros, como padres, hemos tratado la manera de que pueda realizar sus clases de la mejor manera y así pueda aprender».
«El año pasado hubo algunas dificultades, pero ya este año se pudieron mejorar y ellos han tenido una mejor educación. Ha sido de gran ayuda los recursos que nos han brindado, lo vemos bien porque los niños necesitan seguir con su educación, pero nosotros los padres también debemos de preocuparnos y velar por la educación de nuestros hijos, no solo dejar al Estado que se preocupe por todas las necesidades de los niños. Agradecemos porque muchos niños ya han recibido sus herramientas y espero que los papás lo valoren», agregó Solís.
Sofía, al igual que muchos estudiantes, tiene sueños y metas, quiere llegar a ser alguien en la vida y graduarse con buenas notas, con honores: «Yo quiero ser chef repostera, me gusta mucho cocinar y también sacar una licenciatura en Ciencias Políticas. Además, quiero seguir estudiando inglés para poder encontrar un mejor trabajo; pues, ahora, aprender otros idiomas es importante».
La adolescente también quisiera que todo volviera a la normalidad para volver a ver a sus compañeros y amigos. En su mente ronda el pensamiento de que la pandemia se extienda por más tiempo; sin embargo, no pierde la esperanza: «Es muy difícil, pero espero que ya el otro año se normalice y podamos salir, como antes». Por ello, Sofía les dice a los jóvenes: «Nunca se rindan, que los tiempos pueden ser muy difíciles; pero, como dicen, después de la tormenta siempre viene la calma. Después vamos a estar bien y todo, probablemente, vuelva a su normalidad, solo hay que ser paciente. Lo positivo de todo esto (de la educación virtual) es que no podemos traer el virus a nuestras familias, estamos seguros en casa».