La Ministra de Educación, Carla Hananía, participó en el Conversatorio Retroalimentando al servicio de alimentación escolar en el contexto del COVID-19, organizado de manera virtual por el Programa Nacional de Alimentación Escolar Qali Warma (PNAEQW).
La actividad buscó reflexionar sobre las medidas implementadas por los programas de alimentación escolar en el contexto de la pandemia, para coadyuvar a la mejora continua de este servicio alimentario.
Frente a la propagación del COVID-19, las instituciones educativas del mundo han tenido que adaptar su servicio educativo presencial a una modalidad virtual o a distancia, generando que los programas de alimentación escolar se adecúen, con el fin de garantizar la seguridad alimentaria y el estado nutricional de los estudiantes.
El Salvador no fue la excepción, pues a raíz del cierre de los centros educativos por la pandemia la Ministra Hananía señaló que el Ministerio de Educación (MINED) tuvo que cambiar estrategias y metodologías, pero «primero teníamos que garantizar la vida y la salud; segundo, la nutrición; y, tercero, la continuidad educativa, todo junto. No podemos desligar el tema de la nutrición del resto de desafíos».
«Teníamos la capacidad de adaptación, la innovación, la focalización, la solidaridad de la comunidad educativa y los aprendizajes que hemos sacado. Para responder a todo esto, tuvimos que cambiar las metodologías y las estrategias, pasar de una entrega de alimentos procesados y cocinados en las escuelas a una entrega de paquetes familiares. Esto gracias a la participación de los padres de familia y de los maestros, guardando las medidas de bioseguridad», agregó la funcionaria.
Asimismo, la Ministra señaló que con esta estrategia «hemos llegado a 700 mil estudiantes, que representan el 71% de los alumnos del sistema, de manera focalizada; estamos hablando de alrededor de 3,771 centros educativos, población en extrema pobreza y pobreza. Es ahí donde la alimentación escolar se vuelve más importante, teniendo en cuenta que muchos de los niños (antes de la pandemia), la alimentación escolar era el único alimento que recibían durante el día».
«Con el apoyo de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), estamos impulsando una estrategia de alimentación saludable y sostenible y estamos llegando más allá de la escuela, porque en el marco de la pandemia también los huertos escolares los estamos llevando al hogar y a la comunidad y se han convertido en huertos familiares», acotó.
«Nosotros quisiéramos dejar un legado a través de la creación de la Ley de Alimentación y Salud Escolar, un legado para el país, pero también un modelo para Centroamérica, porque integra conceptos importantes que hacen la diferencia, como es el concepto de alimentación integral, sostenible y saludable desde la Educación Inicial hasta Bachillerato. También los huertos familiares y garantizar que cuando regresemos a la presencialidad la entrega permanente de los refrigerios escolares, saludables y nutritivos y que todos los suministros de alimentos para centros escolares provengan de las compras locales».
Por su parte, Najla Veloso, coordinadora regional del proyecto Consolidación de Políticas de Alimentación Escolar en América Latina y Caribe de la FAO, en Brasil, manifestó: «Lo que hemos impulsado, como FAO Brasil y Regional, es que estas acciones evolucionen de manera coordinada en la región y que podamos tener programas de alimentación escolar sostenibles ( ) intentemos seguir juntos, compartiendo información, haciendo una buena gestión y nuestro esfuerzo para este semestre será sistematizar los aprendizajes de la pandemia».
«Con una misma mirada, que lo que queremos es (al final) que nuestra gente tenga su derecho a una alimentación sana, adecuada y garantizada en cualquier período, en crisis y fuera de crisis», agregó Veloso.
El Conversatorio contó, además, con la participación de la Ministra de Desarrollo e Inclusión Social de Perú, Silvana Vargas Winstanley, y con ponentes de los países de Brasil, Colombia, Perú y El Salvador.